NUEVA YORK -- La penitencia para Roberto Alomar fue de un año.
El puertorriqueño, considerado como el mejor segunda base de su generación por su destreza acrobática en la defensa y un productivo bate, fue incorporado el miércoles al Salón de la Fama del béisbol.
El boricua se quedó corto el año pasado por muy escaso margen de alcanzar el 75% mínimo necesario de la votación los miembros de la Asociación de Redactores de Béisbol de Norteamérica.
Esta vez, Alomar captó el 90% en su segundo año en la lista de candidatos.
Alomar se convirtió en el tercer pelotero de Puerto Rico en el templo de los inmortales en Cooperstown. Los otros son el extinto Roberto Clemente y Orlando Cepeda.
"Esto tiene un enorme significado para mi gente de Puerto Rico", declaró Alomar, quien recibió la noticia en una sala de conferencia del estadio de los Azulejos de Toronto, el club en el que ganó la Serie Mundial en forma consecutiva en 1992-93.
Una camiseta con el número 12 que usó durante su trayectoria con Toronto estaba colgada en la sala.
"Esto es un gran honor y estoy ansioso de que llegue el momento", afirmó Alomar, quien adelantó que usará el gorro de los Azulejos en la ceremonia de exaltación el 24 de julio en Cooperstown, localidad al norte del estado de Nueva York.
Alomar acudió a 12 Juegos de Estrellas en una brillante carrera que abarcó 17 temporadas. Se retiró con un promedio al bate de .300, 2,724 hits, 210 jonrones, 474 robos y 10 Guantes de Oro a la excelencia defensiva.
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